Artículo originalmente publicado en Neo2 Magazine
Casa Topo: refugio de Clara Cebrián, obra de Pía Mendaro
Seguramente ya hayas visto fotografías de esta casa en varias publicaciones. La casa Topo se ha convertido últimamente en un fenómeno viral en las redes; el lugar donde todos soñamos con pasar la cuarentena. Tengo el placer de charlar con Pía Mendaro, arquitecta, y con Clara Cebrián, artista y propietaria de la casa.
La casa últimamente se ha convertido en un fenómeno viral, ¿cómo lo habéis vivido? ¿a qué creéis que se ha debido?
Pía Cebrián: Clara está en México. Un día desperté y tenía un mensaje de WhatsApp suyo con 7 horas de diferencia diciendo “Vas a flipar con el Insta”.
Clara Cebrián y Pía Mendaro: El boom en este momento, seguramente tiene que ver con el Covid-19. La gente está más atenta a las redes y sueña con otras casas en las que estar confinado, muchos de los comentarios que recibimos giran en torno a eso.
Además, las fotos de arquitectura suelen enseñar espacios acabados y pulcros. Las fotos de la Casa Topo las hizo Manuel Ocaña (colaborador en el proyecto) con su móvil y con Clara interactuando en el espacio. Eso ha hecho que pasen de ser unas fotos de arquitectura al uso a algo más fresco. Es arquitectura vivida, con la que es más fácil identificarse.
Desde que las fotos empezaron a circular por las redes nos han pasado cosas bastante surrealistas; desde que gente de China escriba para diseñar su casa a distancia a que estudiantes de arquitectura de diferentes países manden sus proyectos a Pía parque se los corrija.
¿Por qué una nave? parece que hay una tendencia de los artistas y creadores de volver a espacios industriales. En primer término, supongo que es es una cuestión práctica pero ¿hay algo más?¿supone una especie de manifiesto?
Clara Cebrián: La verdad es que era la primera vez que hacia una “visita inmobiliaria”. No pensaba comprármela y de hecho no estaba en venta, solamente fuimos a verla por curiosidad. Íbamos a cotillear una nave y nos gustó más la de al lado. Al final, se alinearon los astros y acabamos metidas en ese proyecto por casualidad.
Pía: Para mí como arquitecto, las naves industriales son jugosas como base sobre la que hacer cualquier cosa, el espacio es súper generoso y eso es de agradecer.
¿Por qué el nombre de Nave Topo?
Pía Mendaro: A Clara, su familia y amigos cercanos la llamamos Topo, y cuando me preguntaban sobre la obra era “cómo va la Casa de Topo?”. Cuando escribí el dossier sobre el proyecto se me hacía difícil buscarle un nombre postproducido, porque todo el proceso había sido muy natural y la descripción del proyecto igual de sincera. Se quedó así, sin pensar que en un futuro fuese a publicarse tanto ni a traducirse a otros idiomas (!)
Clara, cuando le planteaste el proyecto a Pía ¿tenías una idea en mente o te dejaste llevar?¿te imaginabas el proyecto así cuando empezasteis?
Clara Cebrián: No había una idea espacial, sino más bien una idea del uso que le quería dar a ese lugar. Necesitaba un espacio pequeñito donde dormir que fuera independiente de un espacio muy grande donde pintar, una cocina y un baño en el que apeteciera pasar el rato. También era importante que no fuera muy diseñado, que la arquitectura no invadiera mi manera de trabajar; nada de estampados, colores llamativos o formas extravagantes. Necesitaba que todo fuera lo más sencillo posible para que no colisionara con mis objetos y obra, que ya de por sí es colorida y de formas extravagantes.
Sois muy amigas desde que erais pequeñas, ¿cómo es trabajar con alguien con quién tienes tanta confianza?
Clara y Pía: Nos conocimos cuando éramos muy pequeñas veraneando en un bosque en L’Empordá. No había mucho plan, así que nos tocaba inventar lo que fuera para entretenernos. Compartíamos las ganas de “hacer” y un gusto parecido en cuanto a estilos. Con los años, cada una fue desarrollando nuevas habilidades, y cuando las juntábamos, servían para hacer proyectos cada vez más completos.
Tenemos mucha confianza y el proceso ha sido muy fácil. No hemos desperdiciado energía en formalidades: componer el email, montar una presentación.. Nos pasábamos dibujos a mano por WhatsApp y hablábamos por teléfono. Igual que hablamos naturalmente todas las semanas, hablábamos de este tema en nuestras conversaciones. Teníamos una cosa clara que era “no relamer el diseño”.
Pía: Para explicarlo más visualmente, Clara decía que tenía que ser como la casa de Ron Weasley, que parece que las cosas han surgido naturalmente de apaños que funcionales. El proyecto tenía que ser de mínimos, y las soluciones lo más honestas posible. Algunas publicaciones que se han hecho entran a hablar de Harry Potter y la magia de este estudio, pero nuestra realidad sobre Weasley tiraba más hacia lo tangible.
¿Cómo ha sido el proceso de trabajo?¿Cuánto tiempo os ha llevado el proyecto, desde las primeras fases hasta ahora?
Clara: No lo sabemos con certeza, pero unos 6 meses. Hicimos la obra con Fast&Furious Office, que son super eficientes y sin ellos no hubiera sido posible. Hemos hablado de las facilidades en el proceso entre nosotras, pero esto ha sido totalmente un trabajo a tus bandas.
Pía: Todo ha fluido porque la relación con la productora era igual de natural. Manuel Ocaña (director de Fast&Furius Office) fue mi tutor de proyecto fin de carrera, y tenemos mucha confianza. La estructura la diseñamos entre los dos, también entre mensajes de WhatsApp, conversaciones y en obra.
Clara, ¿vives entre México y Madrid? ¿Es la nave topo tu vivienda habitual? ¿te ves viviendo ahí toda la vida? ¿qué papel juega en tu vida? ¿Ha influido la casa a tu obra?
Clara: Me encantaría poder responder con certeza a esta pregunta, pero no es fácil. Ahora estoy viviendo en un hotel en Baja California por el Covid-19, la nave esta alquilada por unos amigos y todos los planes que hice cambiaron, el futuro parece muy incierto.
De lo que sí estoy segura es del enorme papel que tiene “el estudio” en mi obra. El estudio-casa que ha diseñado Pía Mendaro, funciona perfecto con mi manera de trabajar. Convivir con la obra en proceso me hace poder entender cómo seguir, como quien lee sin querer el reverso de la caja de cereales mientras desayuna. Cuando me despierto en el altillo veo mis cuadros estirados en el suelo y sin estar pensado en ello conscientemente, me entrar unas ganas de terminar algún detalle que de lejos me pide la composición.
El fallo que he tenido en algún estudio es el de tener que “ir a trabajar” y pensar que es lo mismo que ser una empleada de un banco o una multunacional. Llegar al estudio y querer estar pintado todo el tiempo, porque no hay otra cosa que hacer… Muchas veces es importante solo estar ahí aunque no hagas nada, estar muy a gusto, para que realmente cuando entiendas que es lo que hay que pintar este todo a mano.
Pía, es una de tus primeras obras de arquitectura, ¿cómo te sientes con el hecho de que haya tenido tanta repercusión? También diseñas mobiliario ¿cómo se relaciona tu trabajo de diseñadora y el de arquitecta?
Pía: Estoy algo abrumada con la repercusión, pero muy halagada y estoy muy sorprendida con la calidez de la gente. Muchos me escriben solo para dar la enhorabuena y me alegran el día. Esta es la segunda obra en la que intento solucionar el dejar un espacio de trabajo diáfano poniendo el “dormitorio” en las alturas, y creo que está siendo buena la difusión para que se vea que no hace falta un gran presupuesto para hacer algo interesante y útil.
También hago muebles, sí. De hecho los primeros que diseñé están en esa casa y salen de fondo en las fotos, los hice para la primera exposición en solitario de Clara Cebrián; un mueble escalera/mesa/cajonera para poder subirse a pintar a las alturas y guardar sus bártulos de trabajo. Para mi no hay ninguna diferencia entre el diseño de muebles y el de arquitectura, todo sigue la misma intención; dar solución a necesidades e intentar crear ilusiones: ilusión subirse a una cama que vuela o ilusión que la escalera se convierta en una mesa.
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